martes, 10 de abril de 2018

Una imagen vale más que ¿mil palabras?





Una imagen vale más que ¿mil palabras?


Los tiempos han cambiado,eso no lo duda nadie. Ya no nos dedicamos a pintar retratos de reyes de vete tú a saber que lugares o épocas, ahora todo es mucho más sencillo (a la vez que curioso). Son pocos los artistas realistas que quedan hoy en día, y por eso hago hoy esta redacción, para analizar el arte desde un punto de vista muy habitual: el iletrado artístico.

Si alguien ha leído entradas anteriores, se dará cuenta (espero) de que no soy muy afín a lo que los entendidos actuales denominan arte. No me va eso de coger tres rocas, juntarlas y decir que es un retrato del mismísimo Orson Welles. ¡ORSON WELLES! El actor de películas tan míticas como Ciudadano Kane o El tercer hombre fue así retratado por Eduardo Arroyo, el retratista español por excelencia:






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¿Qué os parece? Una auténtica joya escultórica, tesoro donde los haya.
¡¿Qué diría el intérprete si levantar la cabeza?! Es probable que se quedara de piedra.

Se nos ha ido de las manos esto del arte. No hay más que acercarse al Museo de Bellas Artes de Bilbao. Con el Guggenheim no me voy a meter mucho...solo un poquito. El motivo del título de la redacción está inspirado en una de las obras fijas expuestas en la sede bilbaína de la franquicia americana. Sí, es por esas barras con letras o códigos en luces de neón que ocupan paredes de la planta inferior del museo -al final os dejo una foto-, que puede llegar a marear. Yo me he preguntado varias veces cuánto pudo gastarse alguien en una cosa como esa. No he encontrado respuesta, pero supongo que bastante. Al ver algo así, es muy probable que pensemos "Menuda m*****, eso lo hago yo también". Efectivamente, eso lo puedes hacer tú también, pero ahí es donde viene mi defensa hacia el colectivo de artistas modernos: si tan fácil es, ¿por qué no se te ha ocurrido antes? Es evidente, lo que hace a estas personas especiales no es su habilidad manual, sino su capacidad creativa, que es el motor de sus obras. Luego está lo de la idea que se quiere transmitir, sobre eso no me atrevo a decir nada, ya he dicho que soy un inculto de esta materia. 

En fin, animo a la gente a que esculpa o pinte cosas para transmitir lo que piensan o simplemente lo que les apetezca. Puede resultar un poco hipócrita que estas palabras salgan de alguien que no lo hace y que probablemente no lo haga, pero es lo que hay. Como bien dice el encabezado de esta carta, una imagen vale más que mil palabras.

Mikel Basterretxea.


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