Hoy he decidido hablar sobre la auténtica batalla de Margaret Keane para tener que demostrar que sus cuadros eran suyos y no de su marido. Y es que los cuadros de Margarte, a pesar de las malas críticas estaban empezando a tener un montón de fama, pero las firmaba con su apellido. El de casada. Ahí estaba el problema, su marido se aprovechó y empezó a adjudicarse la autoría de sus obras con el pretexto de que si la gente sabía que lo había pintado una mujer, no lo iban a comprar. Se dedicó a confinar a su mujer haciendo cuadros y cuadros, como una máquina de hacer dinero. Para después hacer creer al público que los cuadros eran de él a espaldas de Margaret.
Después de descubrirlo y separarse de él, ya harta, comenzó a contar su historia. De juicio en juicio, denuncia tras denuncia, Margaret retó a su marido a pintar en público y en directo un cuadro. Walter, su marido, no se presentó. Pero, más tarde, un juez propondría lo mismo y Walter volvió a tratar de posponer el duelo. Finalmente, la razón cayó en manos de Margaret.
La obra de esta mujer marcó tendencia e inspiró a mucha gente. Como a Tim Burton, que le dedicó una película titulada "Big Eyes" en relación a los ojos inmensos que tenían los personajes de los cuadros que ella pintaba.
